El amanecer del Amor, de Daniel de Wishlet - page 9

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ací en un pueblito español de agricultores, rodeada de cam-
pos y flores…
Mis padres me pusieron el nombre de Ana, aunque re-
cientemente lo he cambiado por el de Lucía.
Si bien no tengo muchos recuerdos de mi niñez sé que todo el mun-
do decía que era muy testaruda, ya que siempre me tenía que salir con
la mía. A pesar de todo, hay un recuerdo que nunca se me olvidó, y es
que estando con mi abuelo materno en el comedor metida en el an-
dador, mi madre me pegó, e inmediatamente mi abuelo le tiró encima
un vaso de agua por haberlo hecho. Lo he querido contar porque mi
abuelo murió al poco tiempo y no me quedó nada más de él que ese
momento; y también porque de los pocos que tengo, es triste el con-
servar ese de mi madre.
Mi infancia la pasé entre los juegos típicos de los pueblos y la natura-
leza de los campos que me rodeaban.
Ya en los primeros años de colegio me mostraba con un carácter más
bien tímido. Me gustaba mucho leer, hacer deporte y bailar… Pasaba ho-
ras delante del espejo aprendiendo bailes con los que disfrutaba yo sola.
Pero, por desgracia, todos estos recuerdos están marcados por el dolor
de los castigos y de las amenazas, que tan tristemente se emplean con
ignorancia para «educar» a los hijos.
Conforme iba creciendo, apareció mi rebeldía. Siendo chica, me obli-
gaban a ocupar mi tiempo en las tareas domésticas, por lo que no se
me permitió desarrollar mi personalidad en lo que verdaderamente me
Prólogo
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