El amanecer del Amor, de Daniel de Wishlet - page 16

El amanecer del Amor
14
pues con el inhumano sistema de enseñanza —que me exigía malgastar
tanta energía memorizando— no tenía otra alternativa que estar muy
concentrado.
Y fue en ese esfuerzo, cuando tomé la gran decisión que cambiaría mi
vida…
Hasta esos momentos, y paralelamente a mi faceta superficial, siem-
pre había tenido cierta inquietud espiritual. De joven llegó a mis manos
un libro de conocimiento oriental sobre el Budismo Zen, que al leerlo me
transportaba a un estado de paz y claridad mental —al que denominé de
«mí mismo»— en el que contemplaba la vida desde un punto de vista
más «elevado». Pero esta conciencia la perdía y olvidaba cada vez que me
dejaba arrastrar por las tentaciones del mundo material.
En este mismo estado volví a encontrarme cuando, ya en la isla, pro-
fundizaba en el contenido del libro de sabiduría oriental que me había
llevado conmigo. Pero, si tocaba divertirme, no quería ni abrirlo.
Siempre había encontrado un placer especial en meditar, esto es, en
serenar mi mente para preguntarme aspectos importantes de mi vida,
pero me costaba ser consecuente con las ideas que surgían durante esas
reflexiones, puesto que me suponía renunciar a cosas que me gustaban.
Me atraía el «Ser Yo Mismo», pero también el divertirme de forma irres-
ponsable, el vivir la
dolce vita
.
Hasta el día en que tomé la decisión que cambió mi vida, había teni-
do algunas experiencias que me habían dado a conocer la existencia de
«algo más» que lo cotidiano.
Una noche, enfadándome por una tontería con una amiga, me deba-
tía a solas en el salón de mi casa entre el orgullo o el Amor, pues si bien
me sentía ofendido por cómo me había tratado, también deseaba estar
a su lado. Optando finalmente por esto último, caminé a oscuras hacia
mi habitación para ir a su encuentro, fundiéndonos los dos en un fuerte
abrazo, como en un solo Ser, pues ella también venía en la oscuridad
hacia mí. Y en ese abrazo, me recorrió un sentimiento tan fuerte que
algo en mí se desbordó: tomé conciencia de que «Yo Soy Amor», pero un
Amor muy grande, ilimitado, más de lo que podría haber imaginado. Ex-
perimentando la Grandeza de ese estado, lo visualicé como extendién-
dose hacia el infinito.
Durante esa gran experiencia de Amor, en la que quedé impactado
al saber que
yo era ese Amor
, se abrió también mi conciencia. Un tanto
confuso le conté a mi amiga lo que me estaba sucediendo, e incluso le
1...,6,7,8,9,10,11,12,13,14,15 17,18,19,20,21,22,23,24,25,26,...30
Powered by FlippingBook