Daniel de Wishlet
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nómico que el de la propia Humanidad. Sabiendo cómo mejorarlo, no
pretenden renunciar a sus privilegios, prefiriendo su propio bienestar al
de todos los habitantes de este planeta.
No son conscientes de que ellos mismos serían también más felices
viviendo en el Amor…
Unos cuantos magnates de las finanzas y el petróleo, puestos de
común acuerdo, se encuentran a la cabeza de los más altos organis-
mos internacionales, en «la punta de la pirámide», siendo ellos quie-
nes dictan las grandes decisiones a nivel mundial, sin permitir que la
sociedad avance hacia la maravilla que nos espera. Y para conseguirlo
se valen del control de la economía mundial, así como de los demás
sectores estratégicos, tales como comunicación, energía, armamento,
alimentación, educación, sanidad, industria farmacéutica, etc.
Al obstaculizar sistemáticamente la investigación y el desarrollo de
las ENERGÍAS LIBRES (gratuitas e ilimitadas, procedentes de la Energía
Universal), nos hacen dependientes del petróleo, siendo en consecuencia
los responsables del deterioro medioambiental de nuestro planeta, así
como de las guerras que deliberadamente crean con fines comerciales.
Por increíble que pueda parecer, llegan incluso a fomentar el consumo
de alimentos y sustancias nocivas para la salud para luego tener que cu-
rarla, con los multimillonarios intereses económicos que hay de por medio.
En definitiva, vivimos inmersos en UN GRAN ENGAÑO, un gran
negocio en el que no sólo somos consumidores finales, sino también
los grandes estafados, de lo cual no nos enteramos al ser ellos quienes
también controlan, entre otras multinacionales, los medios oficiales
de comunicación internacional.
De generación en generación utilizan su propio imperio de comu-
nicación para que esto no se sepa y pueda seguir así, difundiendo in-
formación de muy baja calidad vibratoria que dificulta la elevación de
la conciencia de los ciudadanos, manteniéndonos mentalmente «dor-
midos» y sumisos, lo que consiguen, entre otras artimañas, utilizando
el miedo. Como la energía que tenemos en la mente es lo que determi-
na nuestro nivel de conciencia, difunden y fomentan deliberadamente
el miedo (cuya vibración oscila en frecuencia vibratoria más alejada a
la vibración del Amor, es decir, máxima inconsciencia), dirigiendo in-
tencionadamente nuestro interés y nuestros gustos hacia pasatiempos
con enfrentamientos de todo tipo, noticias de desgracias humanas,
