El amanecer del Amor
22
violencia y destrucción como forma de manipular nuestras mentes,
desgraciadamente ya desde niños, por lo que estamos tan acostum-
brados a ello que nos parece algo normal.
Vivimos inmersos en un sistema social en el que la finalidad de
nuestras vidas es ganar dinero para poder «sobrevivir», esclavos de lo
que ellos «fabrican», y para esto se valen de los sistemas oficiales de
«educación» que enseñan a «competir» para poder conseguirlo, man-
teniéndonos así enfrentados y divididos.
Un sistema que gira en torno a los intereses personales de quienes
tienen el poder, no al beneficio de sus ciudadanos, quienes piensan que
nada de esto puede cambiar, puesto que los gobernantes mundiales
(grandes manipuladores de mentes) nos hacen creer que el mundo es
así porque es así como tiene que estar, engañándonos deliberadamente.
Los que mandan en la sociedad mundial diseñan las grandes crisis
económicas no sólo con el objetivo de seguir enriqueciéndose, sino de
establecer un «Nuevo Orden Mundial» para convertirse en los ver-
daderos amos del planeta, creando enemigos de los que sólo ellos nos
pueden defender, propiciando la codicia y la corrupción de institucio-
nes y gobernantes a su servicio, generando un pánico generalizado
que mantiene atemorizada a la población. De esta forma consiguen
que cada cual se ocupe sólo de sí mismo y de los suyos, no del beneficio
común y del mejoramiento de nuestro mundo.
Sabiendo que «su sistema» se acabaría con la elevación de nuestras
conciencias en el Amor, nos lo pretenden hacer ver como una «sensi-
blería», como «algo que no interesa», ridiculizando a sus mensajeros,
fomentando el egoísmo, a la par que obstaculizan la difusión de la
Verdad.
Pero esto es algo que ya se les escapa de las manos, y es que no pue-
den cerrar todas las ventanas a la Luz.
Prueba de ello es que tú estás leyendo este libro…
Ese verano fui por tanto consciente de la existencia de dos tipos de
información más o menos contrapuesta: por un lado la que provenía de
una sociedad para la que «Dios es el dinero», y en consecuencia, intere-
sada y egoísta, basada muchas veces en los intereses comerciales y en la
mentira para dirigir a la masa de la población, como rebaño dirigido por
